miércoles, 4 de junio de 2008

Mi nueva medalla

El viernes tarde estuve en la graduación de los chicos de segundo de bachillerato. Nunca les he dado clase, pero con ellos me he recorrido las calles de Madrid en el viaje del año pasado, he disfrutado de las noches radiantes de Praga en el viaje de este año, me he apuntado a sus salidas nocturnas, a tomar café, a jugar a los bolos... Son encantadores...

El grupo de ciencias sociales ha hecho cinco medallas para entregar a otros tantos profesores: algunas son para el mejor paparazzi, para el mejor tutor (Raúl, of course), para la más sociable, o para la más grande (acertadísima para Ángeles). Yo estaba sentada muy contenta observando cómo iban entregando las medallas cuando, de repente y de forma sorpresiva, comenzaron a decir que la siguiente era para una profesora "que no nos ha dado clase, pero que nos han dicho que es muy buena, es encantadora, nos ha acompañado a todo lo que hemos organizado, siempre se preocupa por nosotros... "... un rubor imparable se iba apoderando de mi rostro... sí, como lo iba sospechando era yo... me hicieron subir a la tarima a recoger una de las escasa medallas... "a la más dulce" reza el cartel...  

El grupo de ciencias me llamo de nuevo y me regaló una rosa tan roja como mis propias mejillas... No sabía qué decir, sólo sonreír y besarlos a todos... 

1 comentario:

Unknown dijo...

Eso, eso último es lo que querían... ;-)